
Comportamientos maternos y paternos específicos
Cuando la madre o el padre están con su bebé, actúan de un modo diferente del habitual en la relación entre dos adultos o entre un adulto y un niño mayor. Cambian sus expresiones faciales, la mirada enfoca con más frecuencia al bebé. Acercan su cara y tocan al bebé sin las restricciones de distancia que existen con niños mayores y adultos. El bebé parece carecer de esa distancia de esa burbuja protectora. Se trata de una situación de proximidad corporal.
Algunos de los comportamientos maternos y paternos específicos son:
· Holding y envoltura maternal/paternal: en esta proximidad se aminora la separación física reciente producida por el nacimiento. Cuando el bebé está en brazos de su madre o padre, los percibe a través de diferentes sensaciones táctiles, visuales, auditivas, gustativas, etc.
· Mirada: 7 funciones (control vital, separación, discriminación, vínculo, espejo, proximal, diferenciación)
· Comportamiento especular: lo siente como una extensión de su cuerpo
· Brazo sostén y el otro estimulador: mientras con un brazo sostiene al bebé, con el otro explora las diferentes partes de su cuerpo.
· La piel. Funciones: envoltura, protección y comunicación.
· Fusión / separación: en el nacimiento se da la pérdida de una situación de fusión y requiere un período de elaboración de duelo.
· Reconocimiento corporal: a través de los ritmos táctiles reconoce el cuerpo del hijo.
· Autonomía: con el parto se concreta la autonomía respiratoria del nuevo ser. El niño logra en el primer año de vida la autonomía inmunológica, nutricional y finalmente su desplazamiento.
· Lactada: 3 momentos: tensión (hambre), actividad (succión), distensión. Empieza a adquirir noción temporal.
Comportamientos verbales maternos/paternos:
· Voz aniñada: esta forma de hablar es muy atractiva para los bebés. El lenguaje materno/paterno se caracteriza por un aumento de la entonación al final de la frase. Abundan los diminutivos.
· Regresión de enlace (Brazelton). La madre apela a los recuerdos preconscientes que ella tiene de su propia crianza para entrar en contacto, enlazarse con el mundo del bebé. Todo sucede como si la madre, para poder recepcionar, comprender y calmar las necesidades del bebé, ella misma debiera ser comprendida y apoyada antes y durante esta experiencia.
· Eco: ante lo sorpresivo, como cualquier ruido del ambiente o del bebé, la madre o el padre tienden a regularlo y adaptarlo a un umbral. Hacen menos sorpresivo el estímulo. No admite situaciones que escapen a su control, por eso lo reforma y lo hace aparecer nuevamente a través de ella/él. Inmediatamente responden “tapando” esa fisura.
· Estímulos maternos/paternos concordantes: mensajes corporales cualitativamente tan semejantes en cuanto a intensidad y tiempo, que dan una sensación de coherencia y unidad.
· Diálogo vocal imaginario: se pregunta y se contesta (“qué le pasa al bebé? Está enojado? Sí, está enojado”). Es como si contestara el bebé a través de ella/él. Se establece en forma de diálogo, que en realidad es un monólogo.
· Canción de cuna: frases cortas. La mayoría de las veces se acompaña de palmadas, hamacados y pequeños pasos realizados en forma sincrónica con el ritmo de la canción.